FERNANDO LUGO Y OTROS FALSOS PROFETAS EN LA POLÍTICA
JORGE ARMANDO MORA en su blog también evidencia la repercusión internacional del bochorno del obispo libertino, misógino y polígamo Fernando Lugo.
En una plática informal con reporteros, Monseñor Héctor González Márquez, arzobispo de Durango, expresó: “Todo mundo está enterado que el Chapo Guzmán vive en el municipio de Guanaceví, excepto las autoridades”. Con ello no hacía sino verbalizar lo que una multitud ingente en cientos de poblados a lo largo y ancho del país saben que en tal o cual lugar los narcotraficantes han establecido sus respectivas moradas y se muestran con toda libertad en calles, plazas, festejos públicos, palenques o carreras de caballos, y cuya existencia sólo pasa desapercibida a los funcionarios encargados de la persecución de los delitos y la procuración de justicia.
Lo que causó revuelo en algunas esferas del gobierno fue el hecho de que un funcionario eclesiástico con autoridad moral y peso político les haya exhibido con tanta precisión y no porque hubiese desvelado una realidad de todos sabida.
De ahí la pretendida indignación del portavoz de la PGR y otros funcionarios del régimen que demandaron, con variadas expresiones a la manera de Tartufo, que dicho eclesiástico presente una denuncia formal, aporte las pruebas de su dicho ya que es un deber de todo ciudadano denunciar a los autores de un delito, entre otras zarandajas; cuando ha sido precisamente la propia PGR la que ha promovido una campaña de delaciones anónimas, que se pueden hacer inclusive por la vía telefónica; en cambio, en este caso se le exige una demanda formal para mediatizar el dicho del prelado e inhibirle de futuras denuncias.
También algunos representantes de la jerarquía eclesiástica desaprobaron la conducta de su colega, no por que faltara a la verdad o porque hubiera excedido sus deberes pastorales, sino porque seguramente veían en esa acción una fractura del acuerdo tácito que ha existido con los gobiernos en turno de no sacarles al balcón sus fallas, para que ellos en correspondencia, hagan lo propio.
A su vez Raúl Vera, obispo de Saltillo, expresó una verdad incontrovertible: “Estado fallido es aquel ni garantiza la seguridad de la vida, ni garantiza la seguridad de la propiedad, y estamos viviendo en esta situación en muchos lugares”. No tardará mucho que algún personero del gobierno o de la clerecía censure o procure desestimar su declaración. Pero este es un hueso duro de roer, templado en la lucha en la defensa de los indígenas y ahora de los desamparados de su grey coahuilense; la dolorosa realidad de las montañas de Chiapas modificó su espíritu al transformarlo de posible freno como coadjutor de Samuel Ruiz, en el entusiasta seguidor en la opción preferencial por los pobres y en el apoyo litúrgico de los catequistas nativos.
El escándalo se ha desatado en torno de Fernando Lugo, ex obispo y ahora presidente de Paraguay, porque durante su ministerio engendró tres hijos con diferentes mujeres, alguna de ellas menor de edad, a quienes, supuestamente, no proveyó de medios suficientes de subsistencia. Sin tratar de exculpar su conducta, la aparición de sucesivas litigantes en este momento preciso, semeja a todas luces una campaña de linchamiento político y mediático, instrumentado no sólo por sus adversarios sino por alguna de las agencias norteamericanas, habida cuenta de sus inclinaciones socialistas.
¿Por qué las mujeres ofendidas no se querellaron cuando Lugo ocupaba la sede episcopal? Entonces hubiera sido mayor el impacto social y hubieran visto satisfechas con amplitud tanto sus justas demandas y acaso también las frívolas.
A diferencia de Lugo, que incursionó en la zona pedestre de la política, González Márquez y Vera parecen practicarla desde una posición pastoral. (Los obispos) “expónganles (a los hombres) las razones por las que hay que resolver los gravísimos problemas acerca de la posesión de los bienes materiales, de su incremento y recta distribución, acerca de la paz y de las guerras y de la vida hermanada de todo los pueblos”.
Porque quedan reprobadas “todas las formas políticas en vigor en algunas regiones que… multiplican las víctimas de las pasiones y de los crímenes políticos, y en el ejercicio de la autoridad se apartan de la prosecución del bien común para hacerla servir al provecho de ciertas facciones o de los mismos gobernantes” (Concilio Vaticano II).
ESTUPRO EN EL OBISPADO
ESTUPRO EN EL OBISPADO
2009-4-13
Por Luís Agüero Wagner.
Una escabrosa historia de encubrimiento a un farsante acabó en gran parte este lunes de pascuas, cuando el obispo Fernando Lugo reconoció públicamente ante las cámaras de Televisión haber tenido relaciones con una jovencita de 16 años, Viviana Carrillo, en tiempos en que se desempeñaba como Obispo de San Pedro, abrió en Paraguay el debate que ya estaba instalado en otras latitudes: el de los escándalos aberrantes que de un tiempo atrás sacuden a la iglesia católica.
No está demás mencionar que la Iglesia Católica protege a estos delincuentes para defender su propia imagen en lugar de denunciarlos y expulsarlos para defender al resto de ciudadanos. La mayoría de los casos de pedofilia se han intentado resolver internamente, trasladando a los curas pederastas a otras parroquias y hablando con las familias para evitar las denuncias. Lejos está Paraguay de ser un caso aislado en Sudamérica.
Un grave escándalo, de características y dimensiones similares al que estalló hace tres años en Estados Unidos, se instaló recientemente en los altares de la Iglesia Católica de Brasil.. Entre ellos figura el sacerdote Félix Barbosa Carreiro, quien hace unas semanas fue detenido tras ser sorprendido en una orgía de droga y sexo con 4 adolescentes, y que acusó a “otros 12 padres” de incurrir en prácticas similares. Otro caso es del padre Alfieri Eduardo Bompani, de 45 años, quien grababa videos y escribía un diario donde daba cuenta de sus acciones.
El más repulsivo es el caso es el del padre Tarcisio Spricigo, que abusó de varios menores antes de ser arrestado por haber violado un pequeño de sólo cinco años de edad. En los documentos y pruebsa del proceso contra el cura ha sido incluido un diario, que es una especie de “manual de pedofilia”, que incluye consejos como “jamás tener una relación con niños ricos”. El libro de Spricigo, que fue descubierto por casualidad por una monja que lo llevó a la Policía brasileña, también contiene “diez reglas para actuar y quedar impunes”.
“Llueven niños seguros y confiables que son sensuales y que mantienen un total secreto, que sienten la falta del padre y viven sólo con la madre (…) Soy un seductor, seguro y calmo. Basta aplicar las reglas y el chico caerá en mis manos y seremos felices para siempre”, anotó el religioso en su escalofriante“manual”.
La lista de casos de depravados y criminales ocultos bajo las sotanas se antoja interminable: En Chile, el religioso Jaime Low Cabeza, fue detenido por presunto estupro y abuso sexual contra menores. Los abusos que supuestamente afectaron a cinco menores -todos varonesde entre 15 y 17 años- se habrían concretado cuando el religioso se desempeñaba en la pastoral juvenil de la parroquia.
En 2001, el religioso salesiano Carlos Larraín fue acusado de abusos contra una menor de nueve años en la época en que se desempeñaba como director del Colegio María Auxiliadora (entre 1997 y 1999). En abril de 2004, el sacerdote Víctor Hugo Carrera fue detenido en el Aeropuerto Internacional de Santiago, luego de permanecer tres años como prófugo de la justicia, pues fue acusado de abuso sexual contra un menor en 1999 en Punta Arenas.
Mientras en Paraguay el obispo Fernando Lugo reconoció haber cometido estupro siendo obispo, y niños sordomudos denunciaron haber sido violados por curas en Verona, en México denuncian que existen logias protegen a estos criminales.
El cardenal mexicano Norberto Rivera Carrera y el arzobispo de Los Angeles, Roger Mahony, habrían encubierto a un sacerdote mexicano acusado de varios casos de abuso sexual contra menores monaguillos bajo el paraguas de esta suerte de Odessa de pedófilos.
La deportación por parte de las autoridades de la Santa Iglesia de Roma, con destino a Paraguay, de varios sacerdotes católicos acusados de haber abusado sexualmente de menores en todas las latitudes del orbe, aumenta las sospechas en cuanto al encubrimiento brindado a estos criminales. No hace mucho que en un ambiente caldeado laicos organizados y fieles católicos del Alto Paraná, a trescientos kilómetros de la capital del pais, denunciaron que en su comunidad se habían refugiado en un seminario los padres Carlos Urrutigoity y Eric Ensey, acusados de abuso sexual en Estados Unidos. Es demasiado casual que estos criminales se hayan refugiado en el Paraguay poco después del triunfo electoral del obispo Fernando Lugo, que se produjo en ancas de algunas de las más reaccionarias fuerzas atávicas de este Paraguay surrealista: el pensamiento mágico, la tradición autoritaria y el machismo con el cual fue denigrada un candidata mujer.
Para concluir esta descripción del Paraguay, podríamos tomar prestadas palabras publicadas en la Jornada de Oriente con la firma de Anamaría Ashwel, y sólo cambiar la palabra México por Paraguay: “una oscurantista alianza masculina, mayormente de políticos y sacerdotes, han regresado el tiempo de México al Virreinato: han legislado para quitarle el derecho a la mujer sobre su cuerpo. Sacerdotes supuestamente célibes, abiertamente misóginos, muchos pedófilos y desconocedores absolutos de la condición fisiológica y social de las mujeres —y encima vestidos con faldas largas— representando valores culturales que para las mujeres caducaron con el Virreinato, apuntalaron el voto de políticos que decidió que las mujeres sólo tienen el derecho a estar preñadas.”
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